En el estado mexicano de Campeche se
encuentra el poblado de Calkiní,
palabra que en la lengua maya significa “garganta del sol”. Quien
recorra esta magnífica ciudad no debe dejar de visitar uno de sus más
importantes atractivos: la Iglesia San
Luís Obispo, sin duda uno de los más bellos edificios coloniales
de México. En esta ocasión los invitamos a conocer un poco más sobre ella.
La iglesia San Luís Obispo se encuentra ubicada en
el centro de la ciudad de Calkiní, frente a la plaza central. Recorrer la
historia de este templo, su arquitectura y su belleza, nos va llevando de los
antepasados mayas en la península de Yucatan, a la Conquista, y a la posterior
llegada de los franciscanos con su tarea de evangelización.
Cuenta la historia que Tzab Canul – el mayor de los nueve hermanos del linaje de los Canul- fundó
el pueblo de Calkini tras la destrucción del Mayapán, el último gran imperio de
la región. En ese mismo acto creó la primera ciudad del cacicazgo Tuc-ca'an –
cuyo significado es Rincón del Cielo- en el lugar donde se encontraba una
hermosa ceiba, árbol sagrado para los mayas.
Fue en 1539 cuando tras una larga resistencia, los
pobladores mayas se vieron obligados a ceder ante los colonizadores dando
comienzo a la larga historia de evangelización. Se estima según documentos
hallados que habrían pertenecido a los religiosos, que el espacio elegido para
la construcción de la Iglesia fue sobre un templo maya. Los especialistas en el
tema afirman que la elección de construir sobre lugares sagrados mayas buscaba
dos efectos, por un lado interrumpir los
modos de vida tradicionales para en un segundo momento remplazar un culto por
el otro.
La fundación de la iglesia San Luís Obispo se remonta al siglo
XVI, pero en esa época se trataba de otras tres instituciones religiosas que la
antecedieron: la Capilla de Indios, la Capilla del Santísimo y el convento. La construcción
del templo data de años remotos, se estima que las primeras obras fueron
levantadas aproximadamente en 1548, y que recién en 1561, trece años después de
que se iniciara su edificación, tuvo lugar la primera misa ofrecida por Agustín
Ponce. Es posible leer en escritos de la época, descripciones que dan cuenta
del asombro ante la ausencia de una iglesia.
Debieron pasar dos siglos de remodelaciones para que
el edificio adquiriera el aspecto con el que hoy la conocemos, pues la
conclusión de la Iglesia no sería sino hasta principios del siglo XVIII, aunque
ha sufrido a partir de entonces algunas remodelaciones.
Arquitectónicamente el templo se caracteriza por sus
anchos y altos muros, apuntalados con sólidos contrafuertes que dan a esta
iglesia el aspecto de una fortaleza. Fue hecha a base de piedra, madera y
metal. Por su construcción, es reconocida como uno de los templos más bellos
del sureste mexicano y ha sido declarada Monumento Nacional.
Otra de las particularidades de su fachada que no
deja de llamarnos la atención es que posee una única torre de tres cuerpos.
En su interior cuenta con un amplio espacio con
techo de bóveda de cañón. El presbiterio -lugar que rodea al altar mayor- se
encuentra elevado y posee una forma semi circular. Otro detalle que no debemos
perder de vista al visitarla es el retablo tras el altar, de estilo barroco
posee más de 200 años. Podremos deleitarnos con una interesante colección de
pinturas de arte religioso, entre ellas un conjunto de miniaturas que
representan la última cena. Las obras que están expuestas son en su mayoría de
carácter anónimo.
Hacia el fondo del templo, tiene lugar la Capilla
del Santísimo, construida en el siglo XVII, se caracteriza por el estilo
austero típico de la arquitectura franciscana.
La presencia en el lugar de una capilla de indios no
sorprende a quienes conocen sobre la arquitectura conventual. Su levantamiento
responde a una necesidad de la época: la construcción de estos espacios
abiertos buscaba facilitar el acceso al culto a la masa de población
recientemente convertida al cristianismo.
El convento contiguo a la Iglesia fue habitado por
frailes franciscanos entre los siglos XVII al XIX, y se trata de uno de los
primeros 8 lugares que fueron construidos en la Península de Yucatán. Se estima
que el inicio de su construcción data de 1561, y que a finales del mismo siglo
ya estaba listo para desempeñar sus funciones básicas. A partir de 1982, el
lugar fue ocupado por monjas de la Orden de Santa Clara.
No solo por su belleza arquitectónica la Iglesia de
San Luís Obispo es uno de los destinos preferidos por los turistas que visitan
el sureste mejicano. Los monumentos históricos del pasado prehispánico y
colonial mucho podrían decirnos si gozaran de la palabra. Sigilosos testigos de
nuestras historias, nos remontan a nuestros antepasados. Quienes visiten la
Iglesia de San Luis Obispo construida en suelo maya, ¿qué imaginan que les susurrarían sus paredes?
Melisa.
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