29 nov 2012

Panteón de Belén en Guadalajara


Guadalajara, la capital del estado de Jalisco en el oeste del territorio mexicano, es uno de los destinos turísticos más elegidos por las personas del país pero también por una gran cantidad de viajeros de otras partes del mundo que legan curiosos por conocer esta ciudad que crece cada día más.
Su fama se ha extendido entre los distintos estados y más allá de las fronteras del país por ser una ciudad que propone muchas actividades para los diferentes perfiles el viajero, desde lo cultural hasta lo deportivo, pasando siempre por los observadores y amantes de la naturaleza.
Muchas personas que llegan hasta México lo hacen queriendo conocer sus tradiciones, puesto que en el imaginario colectivo de los extranjeros prepondera esa imagen del pueblo mexicano como personas que custodian fervientemente su historia y sus costumbres. Quizás para los mismos mexicanos esta sea una imagen muy alejada de la realidad pero lo que hace que las personas de otras partes piensen eso es la cantidad de características únicas que se pueden encontrar en este país y que más allá de haber recibido la influencia de la cultura española, siguen teniendo un fuerte sesgo de la cultura originaria.
Estas características son las que determinan claramente la identidad de los mexicanos. Y una de ellas, muy importante para quienes desean aprender ese espíritu y esa forma de ver el mundo, es la relación que se tiene con la muerte.
Quienes se sorprendan al leer esto quizás no conozcan la famosa tradición de celebrar a los muertos y a los santos inocentes los primeros días de noviembre en cada parte del territorio mexicano, ocasión en la que se preparan comidas apetitosas y bebidas, las favoritas del difunto al que se festeja, y se adornan las casas, se realizan altares momentáneos, se prenden velas y se cuelga papel picado (artesanía mexicana). Todo México se convierte en un lugar en el que la muerte no es algo tan malo, sino otra instancia de la vida misma, y esa persona que se fue y una vez lloramos, es un invitado ese día, en nuestra casa y en nuestra mesa.
Los sitios dedicados al descanso se suelen llenar de gente como es el caso del Panteón de Belén en la capital de Jalisco, uno de los principales atractivos en Guadalajara. Este sitio es un hermoso lugar con mucha historia tras de sí puesto que sus orígenes se remontan al año 1848, cuando comenzó a funcionar como cementerio liego de que funcionara en ese mismo lugar un hospital civil. Actualmente este sitio que alberga unos 900 nichos es también un museo pues recorriendo sus caminos es como también podemos aprender algo más de la historia de la ciudad, además de mostrarnos distintas etapas en lo que se conoce como la arquitectura funeraria.
Uno de sus puntos más incesantes es la capilla coronada que posee una notable influencia egipcia, así como también los hermosos mausoleos de las familias Cuervo y Luna Corcuera, que fueron encargados al pintor y arquitecto Jacobo Gálvez. Cabe recordar que en épocas pasadas el tener un lugar destacado en el cementerio de la ciudad era también una forma de prestigio social que ubicaba a la familia en lo alto de la estima y de la imagen ante los demás, una costumbre que fue desplazada con el tiempo pero que en muchos pueblos grandes todavía se sigue ostentando.
Pero este lugar es uno de los atractivos de Guadalajara no solo por el valor histórico sino porque es fuente de innumerables leyendas que circulan entre los habitantes de la ciudad, quienes lograron apropiarse simbólicamente de este lugar a través de las tantas historias que se cuentan sobre las apariciones de fantasmas o las almas que deambulan por allí, muchas de las cuales están respaldadas por datos verídicos.
Cada quince días se realizan en este cementerio conferencias dedicadas a contar la historia de los personajes ilustres de Jalisco cuyos restos descansan allí mismo. Estas tienen lugar en la llamada Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, un espacio que ahora puede considerarse cultural y en el que también se realizan presentaciones sobre los aspectos históricos de la ciudad.
Poder conocer este sitio no es solo tachar uno de los lugares de nuestro recorrido en Guadalajara sino también empezar a entender esa relación más directa con la muerte y sus ideas que tienen los mexicanos y de esa forma lograr acercarnos más a sus tradiciones, a sus leyendas y al encanto de un pueblo que celebra su historia, su cultura y también a sus muertos.

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