9 dic 2012

Parque Nacional El Rey


El proteger y conservar la naturaleza y sus manifestaciones así como todo tipo de vida que se encuentre en los espacios naturales es una tarea más que digna pues lleva implícito el deseo de un bienestar no solo personal sino grupal, abarcando a toda la comunidad, y no solo a la que existe en el presente sino a las futuras generaciones que se beneficiarán con la conservación de las diferentes especies de flora y fauna y recibirán un ambiente libre de deforestación y depredación.

Ese es el objetivo final de los Parques Nacionales, proteger, no solo a través de las actividades cuidadosamente programadas y de la atención a las áreas naturales sino a través de la protección de la misma ley que obliga a todos a guardar la misma distancia y el mismo respeto hacia todo tipo de manifestación natural en el área.

En la provincia de Salta, al norte de la República Argentina, nos podemos encontrar con numerosas áreas que cuentan con esta protección legal y que son, a la vez, sitios donde se puede aprender, conocer y experimentar cómo es un acercamiento más íntimo a la naturaleza. Algunos de estos parques son el Parque Nacional El Rey, el Parque Nacional Baritú y el Parque Nacional Los Cardones.



Uno de los mayores atractivos en Salta es el visitar este tipo de lugares que nos permiten, como decíamos, estar más cerca de la naturaleza. Es también una muy buena oportunidad para crear conciencia en los más pequeños, quienes siempre parecen aprender más rápido cuando pueden estar en contacto con aquello de lo que se habla. Es por ello que estos parques reciben continuamente la visita de contingentes de colegios.

El Parque Nacional El Rey encuentra su ubicación en el departamento de Anta, a unos 80 kilómetros en línea recta desde la capital de la provincia, lo cual nos hace muy fácil la tarea de encontrarlo.

Este parque tuvo como fecha de nacimiento el año 1048 cuando fue creado con el exclusivo fin de preservar la zona de las Yungas y todos los ambientes de transición entre ellas y lo que se conoce como el Chaco Serrano. En sus 44.162 hectáreas se suceden los intensos tonos de distintos verdes, los aromas de las plantas y las hierbas que se trepan y se pierden en los árboles, una vegetación casi selvática que junto con la humedad del ambiente nos regalan un aire misterioso y hasta ficticio, difícil de creer si no lo estaríamos viendo.

Todo el parque se encuentra rodeado por un cordón montañoso, lo que hace que el paisaje se aún más bello pues parece estar enmarcado por al seriedad y la antigüedad de las formaciones de montañas como si nos vigilaran desde las alturas.

Entre los ejemplos de su flora podemos nombrar al palo blanco, palo amarillo, guayaibí, cebil colorados, tipas, pacaráes, cedro, tarco, nogal criollo, horco molle, laurel, palo San Antonio y el lapacho yungueño entre muchas otras especies que encontraremos a plena vista o adentrándonos en algunas de las zonas de este hermoso parque.

Que el Parque Nacional El Rey sea uno de los mayores atractivos en Salta no es algo que podamos dudar cuando lo conocemos pues se extiende ante nosotros toda un área de vida natural en estado puro en la que también encontramos una fauna diversa, compuesta por 291 especies entre las cuales podemos nombrar animales como el cóndor, el águila coronada, el águila viuda, el halcón negro grande, la lechucita canela, el picaflor yungueño, el de frente azul y el cometa, así como patos barcinos y chuñas, zorros y corzuelas entre muchas otras especies.

Conocer este lugar es también conocer mucho más que una parte de la geografía argentina sino la gran cantidad de vida que transita por sus adentros, los animales que caminan libremente entre los árboles, las aves que surcan el aire y que buscan insectos luego de las lluvias en los arbustos y en los suelos, ver las flores y oler las hierbas que crecen lejos de la depredación del hombre que todavía no entiende que el camino es el respeto hacia la naturaleza y no la dominación sin medida.

El acercarnos a los parques nacionales es una forma respetuosa de conocer la naturaleza y lo que es parte del nuestro propio país, todas esas formas de vida que no podemos ver a diario en la vorágine de la rutina en la ciudad, que a veces ni pensamos que existen detrás de todo el ruido y el smog. Están allí, recordándonos cuando las vemos, que son lo natural, que son la vida misma, en estado puro, tan cerca, tan natural.

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