Pensar en una extensión de playas sin interrupciones al lado del Océano Pacífico, con un clima cálido y una brisa marina suave es una imagen que nos llena de paz y que nos da muchas ganas de viajar inmediatamente allí. Ese lugar no es otro que Costalegre, un corredor ecológico turístico de la costa oeste de México, un país que parece haber sido bendecido por la naturaleza por las más hermosas costas, tanto de un extremo como del otro de su mapa.
Costalegre se extiende en unos 160 kilómetros de Colima hasta Jalisco, comenzando en el Puerto Manzanillo hasta llegar al conocido Puerto Vallarta.
Son muchos los atractivos en Costalegre. El primero en que podemos pensar es, por supuesto, la belleza natural que encontramos a cada paso que damos. Cada una de sus playas nos ofrece la posibilidad de pasar una estadía inolvidable, tomando sol, cabalgando, practicando algún deporte, sacando fotografías y simplemente contemplando el paisaje.
Pero una de las actividades más interesantes es, sin duda, la navegación en Costalegre, pues qué mejor lugar que las aguas del Océano Pacífico para subirnos a un bote tradicional, a una lancha o a un yate de lujo para surcar esa inmensidad repleta de vida.
Cada una de las embarcaciones nos ofrece experiencias distintas en cuanto a la intensidad y velocidad así como también lo que podremos hacer estando a bordo. Los botes nos permiten poder pararnos en un punto a probar suerte con la pesca, ya sea con nuestros amigos o con algunos pescadores del lugar.
Las lanchas, por su parte, nos hace posible disfrutar de la velocidad y la aventura recorriendo parte de la extensión de este litoral y observando cómo cambia el paisaje, acercándonos a los hermosos manglares que abundan en la zona y permitiéndonos experimentar con todos los sentidos la aventura de recorrer las aguas del Pacífico.
Los yates de lujo con fondo de cristal nos acercan una experiencia totalmente única de navegación en Costalegre y es uno de los mayores atractivos de este sitio puesto que nos permiten conocer las especies que viven en el agua. Adentrándonos en el Pacífico y gracias a la transparencia del material en la base del yate podemos ver los peces y los diferentes ejemplares que viven bajo el agua como si estuviéramos mágicamente parados arriba de ellos. Este es un acercamiento único a la naturaleza que solo puede ser posibles en pocos sitios que hayan incorporado al ecoturismo como la mejor forma de conocer sus bellezas naturales, apreciándolas sin causar ninguna modificación o daño a lo que vemos, sino desde un lugar de respeto y admiración. Esta opción es ideal para quienes no se animen a otras actividades como el buceo o el esnórquel que ya requieren sumergirse en las aguas.
Isla Navidad es, dentro de Costalegre, uno de los lugares ideales para poder navegar ya que allí encontraremos numerosos yates disponibles. Si buscamos sitios menos poblados y más tranquilos para poder disfrutar de cada uno de los paisajes de Costalegre podremos entonces ir hasta San Agustín, Esfinge, San Pedro, La Negrita, La Colorada, San Andrés o Pajarera, algunas de las pequeñas islas del corredor.