La isla de Jaina es reconocida en el mundo
entero por las estatuillas encontradas en el lugar que remiten al poder artístico y sagrado de
quienes habitaban la zona y tenían a su cargo los rituales más importantes de
la sociedad, como los ritos fúnebres. Esto puede deslindarse de los restos
óseos encontrados en Jaina, restos precolombinos de los que se puede determinar
que la zona había sido utilizada como una gran necrópolis donde se enterraba, a
través de actos sagrados, a los seres notables de toda la región. Toda esta información fue posible conocerla
por los adornos y las cerámicas que se encontraron junto con los restos humanos
y que hicieron de la isla de Jaina un espacio lleno de intriga y
descubrimientos.
Este valioso sitio arqueológico se encuentra a
unos 42 km al norte de Campeche y está
medianamente separado del resto del municipio, conformando una pequeña
península a la que se accede mediante embarcaciones creadas para tal fin. El
canal que separa a la Isla de Jaina tiene aproximadamente 60 mts de ancho y se
dice que fue construido parcialmente y de manera precaria, pero firme, por los antiguos pobladores de la isla.
En lo que respecta a su toponimia, el lugar
recibe el nombre de “Casa de las aguas” ( há - agua, il –
lugar, ná – casa) en lengua maya, y justamente se debe a la
ubicación particular del sitio.
En cuanto a su historia, se determinó que
Jaina fue ocupada hacia el año 250 a.C aproximadamente, tuvo su apogeo entre
los años 600 y 800 d.C y su decandencia
hacia el 1200 de nuestra era.
La sociedad maya de esta región mostraba una
división marcadamente jerarquizada en cuanto a las funciones que cumplía cada
poblador; dedicándose el pueblo común a los cultivos y a la pesca (una de las
actividades más importantes de la isla) y la clase más alta, a la cuestiones
políticas y administrativas, y a la guerra. Las figuras de barro encontradas en
el lugar, en especial aquellas que acompañan a los muertos de las enormes
tumbas de Jaina, demuestran lo dicho anteriormente; a la vez que dan cuenta de
la grandeza expresiva de los escultores antiguos que fabricaron las estatuillas
con un realismo tal que hoy nos permiten saber y apreciar el tipo de vestiduras
que usaban, costumbres, ornamentos, así como también, percibir toda una cosmovisión particular y simbólica
propia de los antiguos pueblos mayas.
Arquitectónicamente, los complejos de
ceremonias que pueden admirarse en la isla son los que se denominan Zayosal y
Zacpool, que no muestran un excelente estado de preservación pero aún
así puede destacarse la magnificencia con que fueron construidos.
Los
dos complejos se encuentran hacia el sureste y tienen como límite alargada
plaza de importancia dado que se encuentra en el núcleo central de la ciudad. Junto
con esta construcción puede apreciarse un llamado “juego de pelota”, una serie
de plataformas y bases con habitaciones, entre otras edificaciones que parecen
ser de uso más bien exclusivos.
Todavía no pudo definirse con exactitud lo que
respecta a la arqueología del lugar ya que el lugar, por su ubicación geográfica,
trae aparejado problemas en cuanto al acceso. Sin embargo, profesionales del
mundo se están dedicando de lleno al descubrimiento de estos misteriosos sitios
que encierran en sus innumerables tumbas secretos difíciles de discernir por el
momento. Sí está claro la grandeza artísticas de quienes labraron las famosas
estatuillas de Jaina que son un fiel retrato de la cultura del pueblo maya que
ocupaba esta ciudad, y las ciudades de la zona; ya que se determinó que la gran
necrópolis no sólo albergaba los restos de os habitantes de esta isla, sino a
los más nobles de las ciudades vecinas.
Como una particularidad de la forma de
entierro (ya que esta zona es particular por esto) cabe destacar los diferentes
estilos que se utilizaban para despedir al ser querido. Si éste era un niño,
se lo colocaba en una inmensa urna, y si
era un adulto, se lo ponía en el piso, envuelto con telas (cual momia egipcia),
una piedra preciosa en la boca y se lo rociaba con un mineral fundido del
lugar.
Junto al cuerpo se colocaban adornos y
elementos alusivos a la importancia del fallecido, así como también objetos
simbólicos relativos al viaje místico que emprendía éste.
Conocer todas estas cuestiones íntimas y
sagradas de un pueblo de tamañas magnitudes fue una ardua tarea que emprendieron arqueólogos y demás profesionales
relacionados, y que aún hoy no ha sido totalmente terminada.
Jaina es
un sitio de complicado ingreso, por eso en la actualidad no se encuentra
habilitado al público, justamente para priorizar el trabajo científico en los
sitios arqueológicos caracterizados. Sin embargo es válido acercarse para tener
una idea de la magnitud del trabajo precolombino en la zona, así como para
sentir a través de todos nuestros sentidos, la
mística que envuelve a la isla, y que junto con la naturaleza
maravillosa del lugar, vuelve la visita un recuerdo único y enigmático.