Barrancas del Cobre es un paraíso para los amantes de las aves.
Posee una de las diversidades biológicas más grandes del mundo, además, los
cañones con sus impresionantes cascadas, imponentes paredones rocosos y su
vegetación silvestre, son sin lugar a dudas una belleza para la vista. En este
mágico lugar pueden avistarse muchísimas especies de aves que tienen por hogar
estas fabulosas tierras. La región también posee más de 500 especies de flora,
incluyendo 15 de pinos y 25 de robles. En este artículo le contamos más sobre la
observacion de aves en Barrancas del
Cobre, y las especies que pueden encontrarse.
Las Barrancas del Cobre son un importante corredor biológico de la
Sierra Tarahumara, dentro de la Sierra Madre Occidental. Profundos cañones
marcan climas muy diferentes tanto en las sierras como en el interior de las
barrancas. En las altas mesetas y cañones con altitudes superiores a los 2400
metros las temperaturas son templadas (inviernos fríos y veranos suaves) con
intensas lluvias estivales. Hermosos bosques de coníferas como el pino cubren
estas maravillosas tierras donde habitan numerosas especies de animales como el
oso negro, el puma, y el lobo mexicano. Las lluvias de verano anuncian verdes
mesetas que visten los vibrantes colores de las flores silvestres. En niveles
más bajos, desde los 1800 a los 2400 metros, crecen otras especies de pinos,
robles y enebros que ocupan los extensos bosques, mientras que los Madroños,
árboles tolerantes a la sombra crecen aportando un fuerte contraste con sus
troncos de corteza rojiza. En los alrededores de Basaseachi y Madera, los
alisos y álamos añaden ardientes colores a los paisajes otoñales. Estos bosques
dan paso a matorrales y árboles achaparrados en las laderas de los cañones
entre los 1200 y 1800 metros. Muchos se han adaptado a las áridas condiciones
del entorno dejando caer sus hojas durante los largos períodos de sequía. En el
fondo de los cañones prevalecen las condiciones tropicales, y en los lugares
cercanos al agua pueden encontrarse enormes higueras y árboles de ceiba, así
como una amplia variedad de pastos, juncos y palmeras. El jaguar, jaguarundi y
el ocelote habitan estas cálidas tierras, aunque es muy infrecuente su
avistamiento. También los tejones, mofetas, nutrias y ardillas son muy
frecuentes por aquí.
En semejante entorno natural, es
de esperar que las aves abunden tanto en cantidad como en especies. Muchas aves
se mueven libremente entre un entorno y otro, pero muchas especies se
encuentran limitadas a las distintas alturas. De los 2400 a los 1800 metros, en
las regiones de pinos y robles, es posible encontrar a la cacatúa de montaña
(Rhynchopsitta pachyrhyncha), el tecolote flameado (Otus flammeolus), el búho
(Glaucidium gnoma), el hermoso pájaro de pecho colorado (Trogon mexicanus), la
bellísima y azulada chara crestada (Cyanocitta stelleri), el simpático
petirrojo americano (Turdu migratorius),
el hermoso pájaro azul del este o azulejo gorjicanelo (Sialia sialis), y el
piquituerto colorado (Loxia curvirostra), entre otros.
En las zonas de robles, de los
1800 a los 1300 metros, pueden admirarse especies como la amazona de corona
violeta (Amazona finschi) que actualmente es considerada una especie
vulnerable, el autillo bigotudo (Otus
trichopsis), el bello colibrí de garganta azul (Lampornis clemenciae), el carpintero de pechera (Colaptes
cafer), el hermoso pico picapinos (Dendrocopos arizonae), la chara pecho gris
(Aphelocoma ultramarina), el jilguero común (Myadestes obscurus), el bolsero de
Wagler (Icterus wagleri), y el rascador arroyero o tarengo (Pipilo fuscus),
entre otros.
En las zonas áridas y tropicales,
de los 1300 a los 800 metros, la población de aves cuenta con especies como el
buitre negro americano (Coragyps atratus), el gavilán cangrejero negro
(Buteogallus anthracinus), el carancho norteño (Caracara cheriway), la paloma
titibú (Leptoptila verreauxi), el bellísimo guacamayo verde, azul y rojo (Ara
militaris) considerado una especie vulnerable, el cuco ardilla (Piaya cayana),
el colibrí berilo o chuparrosa (Amazilia beryllina), el momonto corona café
(Momotus mexicanus), la bellísima urraca de copete (Calocitta colliei), el chivirín
sinaloense (Thryothorus sinaloa), la perlita sinaloense (Polioptila nigriceps),
el chipe gorra rufa (Basileuterus rufifrons), o el bello cardenal rojo (Richmondena
cardinalis), entre otros.
En el invierno llegan a la zona miles y miles de
aves migratorias, principalmente patos y gansos que huyen de los intensos fríos
de los vecinos países de Estados Unidos y más allá, Canadá. Definitivamente los
amantes de las aves encontrarán en Barrancas
del Cobre un paraíso para el avistamiento, pudiendo realizarlo desde las
distintas comunidades y pueblos que se encuentran en la región. Hay múltiples
empresas que se dedican a realizar caminatas y paseos grupales de observación
de aves, pero también es una actividad que puede realizarse en soledad, y sobre
todo en pleno contacto con la majestuosa naturaleza que nos rodea.