22 nov 2012

La Isla de Jaina, Campeche


La isla de Jaina es reconocida en el mundo entero por las estatuillas encontradas en el lugar  que remiten al poder artístico y sagrado de quienes habitaban la zona y tenían a su cargo los rituales más importantes de la sociedad, como los ritos fúnebres. Esto puede deslindarse de los restos óseos encontrados en Jaina, restos precolombinos de los que se puede determinar que la zona había sido utilizada como una gran necrópolis donde se enterraba, a través de actos sagrados, a los seres notables de toda la región.  Toda esta información fue posible conocerla por los adornos y las cerámicas que se encontraron junto con los restos humanos y que hicieron de la isla de Jaina un espacio lleno de intriga y descubrimientos.
Este valioso sitio arqueológico se encuentra a unos  42 km al norte de Campeche y está medianamente separado del resto del municipio, conformando una pequeña península a la que se accede mediante embarcaciones creadas para tal fin. El canal que separa a la Isla de Jaina tiene aproximadamente 60 mts de ancho y se dice que fue construido parcialmente y de manera precaria, pero firme,  por los antiguos pobladores de la isla.
En lo que respecta a su toponimia, el lugar recibe el nombre de “Casa de las aguas” ( há - agua, il – lugar,  – casa) en lengua maya, y justamente se debe a la ubicación particular del sitio.
En cuanto a su historia, se determinó que Jaina fue ocupada hacia el año 250 a.C aproximadamente, tuvo su apogeo entre los años  600 y 800 d.C y su decandencia hacia el 1200 de nuestra era.
La sociedad maya de esta región mostraba una división marcadamente jerarquizada en cuanto a las funciones que cumplía cada poblador; dedicándose el pueblo común a los cultivos y a la pesca (una de las actividades más importantes de la isla) y la clase más alta, a la cuestiones políticas y administrativas, y a la guerra. Las figuras de barro encontradas en el lugar, en especial aquellas que acompañan a los muertos de las enormes tumbas de Jaina, demuestran lo dicho anteriormente; a la vez que dan cuenta de la grandeza expresiva de los escultores antiguos que fabricaron las estatuillas con un realismo tal que hoy nos permiten saber y apreciar el tipo de vestiduras que usaban, costumbres, ornamentos, así como también, percibir  toda una cosmovisión particular y simbólica propia de los antiguos pueblos mayas.
Arquitectónicamente, los complejos de ceremonias que pueden admirarse en la isla son los que se denominan  Zayosal y  Zacpool, que no muestran un excelente estado de preservación pero aún así puede destacarse la magnificencia con que fueron construidos.
  Los dos complejos se encuentran hacia el sureste y tienen como límite alargada plaza de importancia dado que se encuentra en el núcleo central de la ciudad. Junto con esta construcción puede apreciarse un llamado “juego de pelota”, una serie de plataformas y bases con habitaciones, entre otras edificaciones que parecen ser de uso más bien exclusivos.
Todavía no pudo definirse con exactitud lo que respecta a la arqueología del lugar ya que el lugar, por su ubicación geográfica, trae aparejado problemas en cuanto al acceso. Sin embargo, profesionales del mundo se están dedicando de lleno al descubrimiento de estos misteriosos sitios que encierran en sus innumerables tumbas secretos difíciles de discernir por el momento. Sí está claro la grandeza artísticas de quienes labraron las famosas estatuillas de Jaina que son un fiel retrato de la cultura del pueblo maya que ocupaba esta ciudad, y las ciudades de la zona; ya que se determinó que la gran necrópolis no sólo albergaba los restos de os habitantes de esta isla, sino a los más nobles de las ciudades vecinas.
Como una particularidad de la forma de entierro (ya que esta zona es particular por esto) cabe destacar los diferentes estilos que se utilizaban para despedir al ser querido. Si éste era un niño, se  lo colocaba en una inmensa urna, y si era un adulto, se lo ponía en el piso, envuelto con telas (cual momia egipcia), una piedra preciosa en la boca y se lo rociaba con un mineral fundido del lugar.
Junto al cuerpo se colocaban adornos y elementos alusivos a la importancia del fallecido, así como también objetos simbólicos relativos al viaje místico que emprendía éste.
Conocer todas estas cuestiones íntimas y sagradas de un pueblo de tamañas magnitudes fue una ardua tarea que emprendieron  arqueólogos y demás profesionales relacionados, y que aún hoy no ha sido totalmente terminada.
 Jaina es un sitio de complicado ingreso, por eso en la actualidad no se encuentra habilitado al público, justamente para priorizar el trabajo científico en los sitios arqueológicos caracterizados. Sin embargo es válido acercarse para tener una idea de la magnitud del trabajo precolombino en la zona, así como para sentir a través de todos nuestros sentidos, la  mística que envuelve a la isla, y que junto con la naturaleza maravillosa del lugar, vuelve la visita un recuerdo único y enigmático.

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